VOLVEREMOS A LUCHAR, VOLVEREMOS A SUFRIR, VOLVEREMOS A VENCER

A medida que pasaban los días la expedición iba cosechando fracaso tras fracaso en sus inmersiones submarinas, la actividad para la que estaban más preparados.

Un día hacía mal tiempo, otro no aparecía nada y poco a poco se iba hundiendo la hipótesis del continente desaparecido bajo las aguas cual Atlántida del Pacífico. La isla de Pascua era eso: una isla, nada de la cima montañosa de una cultura continental desaparecida por el impacto de un meteorito.

Además haber jugado la carta de la demencial idea de los egipcios perdidos limitaba el tema de las estatuas de la isla a poco más que tardes aburridas en las que algo había que hacer. Poco descubrimiento para una expedición llamada ‘Operación Rapa-Nui’.

Para añadir desventuras, las actividades espeleológicas fueron paradas en seco por orden de las autoridades de la isla a petición de la Universidad de Wyoming acusándolos ‘injustamente’ de arruinar yacimientos arqueológicos justo cuando empezaban a explorar una cueva ‘desconocida y secreta’ a la que bautizaron como la Cueva Sin Nombre y en la que encontraron un fémur de 126 cm. (!)

Pero nada más erróneo que imaginar vencido a un grupo de amateurs iluminados que iban buscando misterios. A pesar de prohibiciones injustas, inmersiones sin resultado y ataques del Más Allá lo más maravilloso estaba a punto de ser descubierto.

PERTURBACIONES MAGNÉTICAS

La expedición encaminaba sus pasos de puro milagro y casi por instinto porque las brújulas e instrumentos de orientación se volvían locos en una isla totalmente volcánica. La causa era una fuerte perturbación magnética manifestada principalmente en la zona norte de su costa. La composición de la isla carece de mineral de hierro y no había meteorito que pudiera contenerlo. La expedición llegó a la conclusión de la existencia de un artefacto escondido del estilo de la «losa» de ‘2001, una odisea espacial’ de Arthur C. Clarke.

El artefacto no pudo ser localizado pero nuestros héroes fueron testigos de pruebas de que aquel lugar del mundo ocultaba una conexión con una civilización ajena a la Tierra.

OVNIS SOBRE LA ISLA

planol-ovnis

La isla de Pascua es un lugar frecuentado por naves misteriosas. Eso fue constatado por la expedición, hay una zona al este de la isla, delante del volcán Rano Raraku, donde pudieron observarse. La expedición menciona una noche el vuelo de un objeto muy luminoso de unos veinte metros de diámetro del que entraban y salían objetos más pequeños. También en la misma zona se pudo ver al anochecer otro objeto luminoso a ras del suelo que emprendió vuelo hacia el norte tras despegar.

Extrañas naves silenciosas frecuentando la isla y también las aguas que la rodeaban. Fueron avistadas naves desplazándose a ras del agua.

¿Una colonia egipcia y quizás una base OVNI? Por lo visto esto último ha ocurrido desde hace siglos. La expedición lo demostró con un estudio arqueológico de antiguos petroglifos y relieves pascuences.

EXTRATERRESTRES EN LA ANTIGÜEDAD

Faltaba una prueba definitiva del contacto extrahumano que había comprobado la expedición catalana. Los moais, en contra de lo que decía Däniken, no era obra de extraterrestres sino de antiguos egipcios extraviados. La prueba extraterrestre estaba en otro lugar, en Orongo, la ‘ciudad de los hombres pájaro’.

Los hombres pájaro eran unos hombres míticos de la antigüedad de la Isla de Pascua que podían volar y que fueron objeto de culto. ¿Cómo nadie se había dado cuenta? Si volaban tenían que ser astronautas y como en la isla hace muchos siglos no tenían tecnología aeroespacial, esos seres tenían que ser extraterrestres. La expedición tocó el cielo.

Fueron raudos a la zona y allí estaban las pruebas, grabadas en la roca. Se iban a enterar los de la Universidad de Wyoming y el cegato de Heyerdahl. Encontraron un grabado con el rostro del dios Make-Make llevando un tocado y se veía claramente que no era tal, sino un casco de aviador o escafandra.

Bajo la mirada del dios estaban representados los hombres pájaro y se veía claramente que llevaban botas (!).

Para redondear los hallazgos también localizaron un glifo con una nave voladora grabada. Se veía claramente que era una nave alienígena, un OVNI al mejor estilo de Adamski, un platillo volante milenario auténtico con la forma de la nave de la película ‘Ultimatum a la Tierra’.

 

EPÍLOGO

Historia maravillosa, totalmente fuera de lo racionalmente explicable y totalmente verídica. Una gesta catalana difícil de superar e injustamente caída en el olvido. No sé si el derroche de inspiración se debió a una extraña lucidez en ese grupo subvencionado a mayor gloria de Cataluña o quizás a una insolación que allí debieron sufrir o quién sabe si fue porque acabaron con las existencias en todas las cantinas de la isla de esa bebida traidora llamada Pisco.

La expedición regresó, curiosamente los medios de comunicación no mostraron el entusiasmo inicial del momento de la partida a pesar de los maravillosos descubrimientos que realizaron. Aún así se editó un libro inmortalizando la hazaña (‘Operación Rapa-Nui’, Ed. Pomaire, Barcelona 1975)  y los heterodoxos protagonistas iniciaron una gira de conferencias por toda Cataluña que tuvo un buen éxito.

La Generalitat le concedió en 1990 a Antonio Ribera, el ufólogo líder de la expedición, una merecida Creu de Sant Jordi.

Recordemos esta historia, se merece reivindicación, no permitamos que caiga en el olvido.

 

 

 

No puedo despedir esta historia sin un par de apostillas que aparecerán la semana que viene en este blog: un moai oculto en un museo de Barcelona y cómo la Caixa de Pensions decapitó un moai. Curioso y mágico vínculo el del pueblo catalán y el pueblo de la Isla de Pascua

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