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UNA EXTRAÑA EXPEDICIÓN

Estos hechos increíbles acaecieron en el año 1975. Un grupo multidisciplinar formado en Cataluña se vio con fuerzas para desentrañar el enigma de la desaparecida cultura que erigió las enormes estatuas pétreas de la Isla de Pascua.

Lo primeramente increíble fue que sus componentes se pusieran de acuerdo y diseñaran la empresa en tan sólo 15 días. Lo segundo fueron las dispares ocupaciones de los miembros de la expedición: submarinistas, alpinistas, un piloto de aviones cuya alma está atrapada en un moai de vodevil instalado en Olot, un conseller insular de bellas artes menorquín y un ufólogo (el líder de la expedición). Lo tercero fue el apoyo entusiasta de empresas patrocinadoras e instituciones catalanas como el Ayuntamiento de Barcelona y Banca Catalana conseguido en un tiempo récord.

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De Banca Catalana recordaba el líder de la expedición Antonio Ribera, famoso ufólogo, que se consiguió ‘una subvención a fondo perdido nada desdeñable’.

La prensa catalana se puso en marcha y se lanzó la noticia de que una expedición catalana partía hacia la Isla de Pascua dispuesta a desentrañar sus misterios. La presentación al público y a los medios de comunicación de la expedición a punto de partir se hizo en los salones de actos de la central de Banca Catalana.

El nombre que se dio a la expedición no pudo ser más épico (de ésto en Cataluña se sabe mucho), el nombre sonaba hasta temible, digno de ser el título de una película de James Bond: ‘Operación Rapa-Nui’.

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EN BUSCA DE ANTIGUOS MISTERIOS

La expedición partió con un anhelo más grande que la Sagrada Familia. Aquello iba a ser una muestra de lo que Cataluña es capaz de hacer, toda una promoción para la comunidad Catalana.

Una expedición heterodoxa de amateurs de formación autodidacta dispuesta a todo, no como el melifluo de Thor Heyerdahl o el quiero y no puedo de Francis Mazière. Este grupo iba a por uvas, en busca de la Verdad.

Este grupo al no estar sometidos al rigor científico de una universidad estaba abierto a todo tipo de hipótesis para explicar de una vez qué ocurría en aquella isla: un continente antediluviano sumergido por un cataclismo (el continente de Mu de James Churchward, destruIdo por un meteorito) del cual la Isla de Pascua era una cumbre montañosa, la intervención de extraterrestres venidos de las profundidades del Cosmos hace milenios…

Aquel grupo estaba más cerca de los Drugos de La Naranja Mecánica o de la Brigada Brutal de La Princesa Prometida que de una expedición académica. En Cataluña muchos esperaban la campanada de un descubrimiento de impacto mundial. Como se publicó en la prensa, ‘la expedición a la Isla de Pascua podía deparar muchas sorpresas’.
LAS NOCHES DE LOS ESPÍRITUS

El 9 de marzo de 1975 llegaba la Operación Rapa-Nui a la isla y dieron comienzo los trabajos de investigación que habrían de durar dos meses.

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Para empezar la expedición incurrió en un grave riesgo al situar su campamento sobre un cementerio indígena. Por las noches sufrieron varias experiencias paranormales: apariciones de luces misteriosas, ruidos de pasos en la oscuridad, sensaciones de ser agarrados por manos, uno de la expedición chilló en mitad de la noche ‘som amic’ (‘soy amigo’ en menorquín) al sentirse cogido. El espíritu le dejó, el catalán no era desconocido en el Más Allá.

Antonio Ribera probó a grabar por las noches voces de muertos con una cassette y captó una psicofonía en la que se escuchaba «¿Quién habla?». Esta valiosa prueba fue borrada por accidente al grabar éste encima una misa cantada en pascuence por equivocación con la cinta. Deberían de ir todos dormidos por las terroríficas noches que padecieron.
LA CONEXIÓN EGIPCIA

A pesar del terrible acecho de los espíritus y de no obtener ninguna prueba de la existencia del continente sumergido en las más de 40 inmersiones que dijeron haber realizado, la labor de la expedición fue premiada.

Se dedicaron a un plan alternativo de trabajo y localizaron un moai con perilla. Aferrados con valentía al descubrimiento, sin miedos como el cobarde de Heyerdahl y asesorados por un staff de investigadores que los seguían desde Cataluña, decidieron que esa perilla era una perilla… ¡faraónica!

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Aquello era la prueba irrefutable de que una expedición marítima de antiguos egipcios más perdidos que los protagonistas de Lost acabó en aquella isla en mitad del Pacifico y como no supieron volver se quedaron allí a vivir. Concretamente el viaje fue obra de Ptolomeo III sobre el 278 a.C. En el mapa adjunto podemos hacernos una idea de la madre de los viajes realizada por aquellos egipcios.

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No pregunten cómo llegaron a esa conclusión, quizás se lo dijeron los espíritus. El caso es que la expedición estaba lanzada a tumba abierta y aquello ya no había quien pudiera pararlo. Se dedicaron a realizar todo tipo de paralelismos entre la cultura pascuence y la egipcia con perlas como que el dios Kokiri isleño era la versión del Osiris egipcio.
LA MALDICIÓN DE LOS FARAONES VIAJÓ A LA ISLA DE PASCUA

La expedición dejó constancia también de una serie de muertes encadenadas en extrañas circunstancias de investigadores que se atrevieron a dejar la Isla llevándose algún resto arqueológico sustraído de alguna cueva funeraria.

Quizás entre los egipcios de Ptolomeo III había algún sacerdote que ejecutó los mismos ritos que se hicieron en la tumba de Tutankamon con el resultado conocido por todo el mundo.
CONEXIÓN CON EL ESPACIO EXTERIOR

Sobre cómo se trasladaron y se erigieron las estatuas la expedición no realizó ninguna prueba, ése era un problema que no era necesario tratar.

De hecho los egipcios eran muy apañados y además Erich con Däniken machacaba al mundo con sus teorías de los dioses extraterrestres, de que los pueblos de la antigüedad fueron unos contactados, que los egipcios no fueron una excepción y que sus pirámides fueron construidas con tecnología extraterrestre.

No acabaron aquí los descubrimientos de la Operación Rapa-Nui. Faltaba la traca final de este castillo de fuegos artificiales, estos representantes de Cataluña ante el mundo iban a dar el golpe final. El líder de la subvencionada expedición era un ufólogo que quería rivalizar con Däniken.

Si ya fueron espeluznantes las experiencias espiritistas y la conexión egipcia, faltaba lo más terrible: los aliens. Porque hubo extraterrestres en el pasado de la Isla de Pascua. Lo demostró la expedición catalana, que además informó de avistamientos de naves extraterrestres en la Isla.

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En la próxima entrada se explicará el descubrimiento final de la Operación Rapa-Nui y una grandiosa sorpresa en el interior del Museo Marés de Barcelona encontrada por el equipo de soporte de aquella expedición. Lo mejor de está verídica historia está por llegar.

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